Un 25 de agosto, heroicos combatientes sandinistas, cayeron durante la lucha por la libertad del pueblo y en la defensa de la soberanía de Nicaragua. La guerra financiada por Estados Unidos a la Contrarrevolución dejó como resultado a más miles de víctimas.
En 1975:
Ricardo Sánchez Alvarado, trasladado al comando de Ocotal por los guardias somocistas, sus restos nunca fueron encontrados, originario del municipio de San José de Cusmapa.
En 1981:
José Santiago Zeledón, en la comunidad de Wamblán en Wiwilí, Jinotega, originario del municipio de Ocotal.
En 1982:
Juan José Calero y Juan Carlos Calero, en Camoapa, originario del municipio de Santa Lucía.
En 1983:
José Aguilar Erazo, en la comunidad Agua Buena en el municipio de San Francisco del Norte, de donde era originario.
En 1984:
Roberto Aguilar Sánchez, en la comunidad Agua Buena, en el municipio de San Francisco del Norte, de donde era originario.
En 1985, trascienden a la inmortalidad:
Ciriaco José Martínez, originario del municipio de Teustepe y Esteban Valle Soza; Perfecto Manzanares Icabalceta, Fausto Soza Gutiérrez y Gregorio Torrez Martínez, en la comunidad Monte Grande en Sébaco, originarios del municipio de Terrabona.
En 1986:
Edén Agustín Balmaceda, en la comunidad de Agua Zarca en Sébaco, originario del Barrio San Pedro del municipio de Ciudad Darío, Orlando José Molina López, en la zona fronteriza con Honduras, sus restos nunca fueron encontrados, originario de la ciudad de Managua y Otoniel Guevara López, en Mulukukú, originario de la ciudad de Managua.
En 1987:
Santiago González Guzmán, en la comunidad Monte Grande en Sébaco, originario del municipio de Somoto y Francisco Castillo Garache; Doroteo Vallejos, en la comunidad Agua Zarca en Sébaco, originarios de los municipios de Sébaco y de Ciudad Darío, respectivamente.
En 1989:
Eleuterio Ramón Altamirano Urrutia, en Camoapa, originario del municipio de Larreynaga.