La historia está llena de reconocidas y valientes mujeres guerrilleras que han contribuido en primera fila en las luchas del proceso revolucionario. Mujeres que han sido parte fundamental en las estructuras del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), levantando adoquines para reforzar barricadas, repartiendo correos, luchando en las montañas, pueblos y ciudades, con un fusil en brazos, realizando actividades altamente riesgosas en contra de la dictadura somocista.
Un símbolo que nunca deja de ser referencia, por su entrega a la defensa de la revolución, es Nora Josefina Astorga Gadea, nacida en Managua, el 10 de diciembre de 1949. Nora, crece en el seno de una familia de clase media alta, de ideología liberal. Sus estudios los realizó en un colegio de monjas ubicado en la capital.
Astorga, era una mujer comprometida con los más necesitados, siendo conocedora de las realidades del pueblo, llegó a realizar trabajo social y visita a los barrios empobrecidos de Managua, donde también impartía catecismo.
La trayectoria política ideológica y el compromiso con la revolución de Nora, inicia cuando ingresa a la Universidad Centroamericana a estudiar Derecho; es cuando comienza a involucrarse en las actividades que organizaba el Frente Estudiantil Revolucionario (FER).
Su padre, un liberal somocista, no estaba de acuerdo con los ideales de justicia social que ella defendía, hasta llegó a tacharle de «comunista». Luego de la masacre en la Avenida a Roosevelt en 1967, decide enviarla a Estados Unidos, pensando que cambiaría de postura ideológica.
En los Estados Unidos decide estudiar Medicina, pero se dio cuenta que no era su vocación y dos años más tarde, en el año de 1969, regresó a Nicaragua. Ingresa nuevamente a la UCA, en ese momento conoce a Carlos Agüero y se integra al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en la etapa de «acumulación de las fuerzas en silencio». Sostiene encuentro con Óscar Turcios, miembro de la Dirección Nacional, con quien trabaja hasta el año de 1973.
Como parte de su trabajo organizativo, Nora se dedica al envío de correos, traslado de compañeros clandestinos. Igualmente, realiza misiones a Honduras, a fin de recopilar información importante para el fortalecimiento del trabajo organizativo. Las tareas que efectuaba las nombraba «trabajos de hormigas». No solo apoyó muy de cerca a Óscar Turcios, de igual forma lo hizo con José Benito Escobar.
Nora Astorga, pasó a la clandestinidad al darse el operativo del «Perro» Pérez Vega. En ese entonces permaneció en un campamento guerrillero en el Frente Sur durante ocho meses, en el cual fue responsable política de escuadra. Además, se entrena como guerrillera y se forma ideológicamente. En la guerrilla, conoció a Gaspar García Laviana, «Martín», el cura guerrillero, quien se volvió en una de las amistades más importantes de su vida.
Con el triunfo de la Revolución, Nora Astorga, fue nombrada como fiscal en los Tribunales Populares Antisomocistas. Asimismo, representó a Nicaragua en diversas conferencias internacionales, destacando su participación durante las reuniones de Contadora en 1983 y 1984. Fue Vicecanciller de Relaciones Exteriores y Embajadora de Nicaragua en Estados Unidos.
Su última misión fue representar a Nicaragua como embajadora ante las Naciones Unidas en 1986. El 14 de febrero de 1988, fallece a causa de cáncer.