El 27 de diciembre de 1974, el Comando “Juan José Quezada”, integrado por trece heroicos guerrilleros, ejecutaron una de las gestas más icónicas en la lucha armada y organizada contra la dictadura somocista en Nicaragua, “La Toma de la Casa de Chema Castillo”.
El principal objetivo del Comando guerrillero, era liberar a los prisioneros políticos, que se encontraban en las mazmorras somocistas, entre los que destacaban el Comandante Daniel Ortega Saavedra, José Benito Escobar, Julián Roque Cuadra y Jacinto Suárez.
Los valientes guerrilleros meses antes se prepararon, para tomarse la casa de José María Castillo Quant, conocido como “Chema Castillo”, quien durante el período de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, se desempeñaba como ministro de Agricultura y Ganadería.
Esa noche Castillo Quant, ofrecía una fiesta en honor al embajador norteamericano Turner B. Shelton, a la que también asistieron empresarios somocistas, funcionarios de la dictadura y algunos miembros del cuerpo diplomático extranjero en Nicaragua.
La organización de aquél evento había sido comentada por un periodista a través de Unión Radio, acción que fue aprovechada por los sandinistas, para diseñar el operativo a cargo de Eduardo Contreras, el primer “Comandante Cero”.
Para ese entonces el dictador creía que, con sus aparatos de represión, había logrado extinguir al movimiento revolucionario, nacido a principios de los años sesenta.
Sin embargo, el largo período de silencio había sido planificado por la Dirección Nacional del Frente Sandinista, con el fin de acumular fuerzas y posteriormente asestar un golpe mortal a la dictadura.
Una vez dentro de la casa, los guerrilleros identificaron a los rehenes de mayor valor, para poder negociar con Somoza, entre los que se encontraba Guillermo Sevilla Sacasa, cuñado del dictador y embajador de Nicaragua en Washington, Estados Unidos.
Al ver la ejecución del operativo, Castillo Quant, ingresó a una habitación, sacó una escopeta y la disparó, acción a la que respondió uno de los miembros del Comando, ajusticiando al anfitrión del evento.
Una vez llegada la media noche, el Cardenal Miguel Obando y Bravo, fungió como intermediario y garante entre el FSLN y Somoza, quien accedió a las peticiones de los guerrilleros, entre las que resaltaba la lectura y difusión de dos comunicados del Frente Sandinista y un millón de dólares, para financiar la lucha anti somocista.
Al salir de la casa de “Chema Castillo”, cada miembro del Comando llevaba consigo un rehén. Un avión les esperaba para trasladarlos hacia Cuba, donde se encontrarían con el Comandante Carlos Fonseca Amador.
La “Toma de la Casa de Chema Castillo” fue una acción guerrillera que representó el fin e inicio de una nueva etapa en el Frente Sandinista, una acción que fue aplaudida y vitoreada por las y los nicaragüenses.
A partir de ese momento se perdió el miedo a la dictadura y sus aparatos represores, el operativo guerrillero sirvió para moralizar al pueblo de Nicaragua, una acción sandinista que se ejecutó para romper el silencio.