El Comandante Carlos Rafael Agüero Echeverría, conocido por su seudónimo “Ródrigo” —con acento en la primera “O”—, nació el 24 de octubre de 1947 en la ciudad de Cartago, República de Costa Rica.
Hijo de María de los Ángeles Echeverría Jiménez, costarricense, y de Carlos Agüero Rocha, nicaragüense.

Cursó estudios de primaria y secundaria en Cartago y se bachilleró en 1964. En 1967, se trasladó a Nicaragua y se matriculó en la Escuela de Derecho de la Universidad Centroamericana (UCA). Allí participó activamente en el movimiento estudiantil, destacándose en tareas de agitación contra la dictadura militar somocista.

En 1968, se integró al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), organización político-militar en la que desarrolló labores de incorporación de nuevos guerrilleros, logística, entrenamiento y operaciones armadas.

El 9 de mayo de 1969, dirigió una acción de protesta contra el responsable de las condenas judiciales a miembros del FSLN. Ese mismo año participó en tareas de recuperación económica en León (4 de noviembre) y en Managua (17 de diciembre).

El joven cristiano revolucionario

Durante su juventud universitaria, Carlos Agüero fue un líder estudiantil cristiano de ideas radicales, convencido de que la fe debía vivirse como compromiso con los pobres. Rechazaba el dinero de su padre —un hombre acaudalado, vinculado a la oligarquía nicaragüense—, porque no quería ser “comprado” por él.

Estaba profundamente conmovido por la miseria campesina y tenía una compasión sincera por los humildes, a quienes nunca había visto, pero cuya historia lo hacía llorar. Creía en la necesidad de una presencia cristiana en la lucha armada, para dar testimonio dentro de una guerrilla que, hasta entonces, había sido de orientación marxista.

Se debatía entre formar un movimiento cristiano revolucionario en la universidad, inspirado en Camilo Torres, o integrarse de lleno a la guerrilla. Finalmente, optó por la lucha armada.
Leía con voracidad textos de izquierda y solía “liberar” libros de las bibliotecas para hacerlos circular entre sus compañeros, convencido de que los libros revolucionarios no debían quedarse guardados, sino pasar de mano en mano.

Su padre intentó alejarlo de la política enviándolo a estudiar a Costa Rica, pero poco después su nombre llenaría los titulares: el joven estudiante que secuestró un avión para liberar a los presos sandinistas.

La Operación “Juan Santamaría” (1970)

El 21 de octubre de 1970, al mando del Comando “Juan Santamaría” del FSLN, Carlos Agüero secuestró el avión TI-1024 de LACSA, en el que viajaban cuatro funcionarios estadounidenses de la United Fruit Company.
La operación logró la liberación de los comandantes Carlos Fonseca Amador, Rufo Marín Úcles, Plutarco Hernández Sancho entre otros jefes guerrilleros, presos en Costa Rica arbitrariamente desde 1969.

En Nicaragua, la noticia desató una ola de júbilo popular. En Managua y en las principales ciudades, el pueblo celebró la audaz acción que, por primera vez en la historia del FSLN, rescataba a sus prisioneros de guerra.

En una entrevista desde La Habana, Cuba, Carlos Agüero expresó:

“Un joven que no es absorbido por el medio corrompido en que vive y aumenta su grado de conciencia, aumentará su compromiso con la lucha hasta llegar al conocimiento de que el único camino viable es el de la lucha armada.”

Formación internacional y regreso a Nicaragua (1971–1973)

En marzo de 1971, viajó junto a Carlos Fonseca Amador a la República Popular Democrática de Corea, donde recibió preparación militar y política.
Regresó clandestinamente a Nicaragua en septiembre de 1972, integrándose a las unidades guerrilleras del norte del país.

En octubre de 1973, fue designado responsable de las escuelas de instrucción político-militar en la montaña y ratificado como segundo jefe de la Brigada “Pablo Úbeda” (BPU).


Dirección Nacional y combates decisivos (1974–1975)

En junio de 1974, fue incorporado a la Dirección Nacional del FSLN, por decisión de Carlos Fonseca y otros miembros de la dirigencia.
Para entonces, Agüero era jefe militar de la Brigada “Pablo Úbeda”, que operaba en Zelaya Norte, y se encargaba de la formación de nuevos combatientes.
El coronel Francisco Rivera Quintero recordaría:

“El entrenamiento militar que recibían, cuando no traían ninguno, era responsabilidad de Carlos Agüero, jefe militar de la brigada.”

El 6 de enero de 1975, dirigió el ataque al cuartel de la Guardia Nacional en Waslala, y el 21 de marzo comandó la toma del poblado de Río Blanco en Matagalpa.

Durante esos años, en las montañas segovianas, Agüero conoció y compartió su vida con Claudia Chamorro, una joven guerrillera a la que el campesinado llamaba “La Yanka” por su aspecto extranjero. Fueron casados por las armas, bajo los fusiles de la tropa. Claudia cayó en combate meses antes que él.

En los campamentos, “Ródrigo” imponía disciplina férrea. Era el primero en levantarse, el último en dormir, y desde las cuatro de la mañana obligaba a la tropa a entrenamientos duros. Pese a su carácter exigente, era respetado y querido por su ejemplo, su humildad y su espíritu de sacrificio.

El ataque a Waslala (enero de 1975)

En los últimos días de 1974, el FSLN organizó una ofensiva guerrillera contra el campamento antiguerrillero de Waslala, edificado por la Guardia Nacional con asesoría estadounidense.
Bajo la dirección de Carlos Agüero, las fuerzas sandinistas avanzaron bajo lluvia y fatiga durante días, hasta colocarse a escasos metros de la posición enemiga.

El 6 de enero de 1975, al caer la tarde, Agüero dio la orden de ataque. Las ametralladoras abrieron fuego y la confusión se apoderó del enemigo. Minutos después, la guarnición fue neutralizada.
El operativo fue un éxito militar y moral, demostrando la capacidad estratégica del FSLN.

Pocos días después, las montañas fueron bombardeadas por la Guardia Nacional en represalia, lo que marcó el inicio de una etapa de ofensivas y represiones constantes en las zonas rurales.

Últimos años y caída (1976–1977)

A finales de 1974 y durante 1975, la guerrilla fortaleció su presencia en el norte del país. En las ciudades, comandos urbanos realizaban acciones audaces, mientras en las montañas las columnas bajo el mando de Agüero consolidaban bases y entrenamiento.

El 7 de abril de 1977, el Comandante Carlos Agüero “Ródrigo” cayó en combate al frente de la Columna Guerrillera “Aurelio Carrasco”, en la comarca Lisawé, departamento de Matagalpa.
Murió de un disparo en el corazón, combatiendo con dignidad y coraje.

El hombre, el símbolo

Carlos Agüero fue un hombre de principios morales, espíritu cristiano, conciencia social y valentía patriótica.
Sencillo y disciplinado, representó la unión entre fe, pensamiento revolucionario y acción armada. Su ejemplo y legado perduran en la historia del FSLN y del Ejército de Nicaragua.

En agosto de 1979, el Alto Mando del Ejército Popular Sandinista designó en su honor el Centro de Preparación de Oficiales “Carlos Agüero Echeverría” (ECA), destinado a la formación de oficiales e instructores en distintas especialidades militares.

De 1987 a 1993, se desarrolló allí el Programa Filemón Rivera, orientado a elevar el nivel académico y táctico de los oficiales.

En 2011, el Comandante en Jefe del Ejército, General Julio César Avilés Castillo, mediante la Orden N.º 31 del 4 de octubre, dispuso que el Auditorio del Estado Mayor General llevara el nombre “Comandante Carlos Rafael Agüero Echeverría”.
Posteriormente, por la Orden N.º 0109 del 10 de febrero de 2012, se le otorgó póstumamente la Medalla “Honor al Mérito Militar Soldado de la Patria”, como reconocimiento a su ejemplo histórico.

Legado

Carlos Agüero “Ródrigo” encarna la figura del guerrillero cristiano y patriota, del hombre que unió conciencia, fe y acción revolucionaria.
Su vida, desde los pasillos universitarios hasta las montañas segovianas, resume la trayectoria de una generación que eligió la dignidad antes que la comodidad, la entrega antes que el silencio.

“Patria Libre o Morir.”
Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), marzo de 1976.