Nació el 5 de octubre de 1950 en Managua, hijo de Jorge Bravo Duarte, comerciante y mecánico dental que apoyó activamente a sus hijos en la lucha revolucionaria, proporcionando medicamentos, armas y actuando como correo. Su madre fue Graciela Sáenz de Bravo, conocida cariñosamente como doña Chelita.

Cursó el bachillerato en el Instituto Andrés Bello, donde completó el quinto año, tras haber estudiado hasta cuarto año en el Instituto Pedagógico de Managua, del cual debió retirarse por su incorporación temprana a las actividades revolucionarias.

Desde muy joven, se integró a la lucha revolucionaria en momentos difíciles para la organización. Ingresó al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en 1965, formando parte de una célula junto a Jacinto Suárez y Manuel Alí Rivas Vallecillo. El propio Suárez relató que Jorge participó en la histórica marcha del 22 de enero de 1967, dentro del destacamento del FSLN que acompañó a los manifestantes, junto a Julio Buitrago, Camilo Ortega, Casimiro Sotelo, Julián Roque, David Tejada y Michelle Najlis.

Durante aquella jornada, cerca de tres mil personas fueron recluidas durante dos días en el Gran Hotel, que fue bombardeado con el fin de contener a los manifestantes, lo que derivó en una masacre.

Tras los hechos del 22 de enero, Jorge participó en operativos de agitación y propaganda armada, colocación de explosivos en casas de somocistas y recuperaciones económicas para financiar la lucha. Estas acciones formaron parte del apoyo logístico a la Gesta de Pancasán. Según relató Manuel Vallecillo, luego de esa gesta compartió con Jorge y otra compañera una casa en el sector del Cine Salinas, que sirvió como casa de seguridad del comandante Carlos Fonseca Amador.

Después de Pancasán, mientras permanecía en esa casa, el 4 de noviembre de 1967, escucharon la noticia de la heroica muerte en combate de los compañeros Casimiro Sotelo, Hugo Medina, Edmundo Pérez y Roberto Amaya. En ese momento, el comandante Fonseca los reunió y les dijo que no era tiempo de llorar a los compañeros, sino de convertir su sacrificio en fuerza para fortalecer la conciencia revolucionaria.

Por su participación en los asaltos a la sorbetería Lacmiel y al Banco de Londres y Montreal, sucursal Kennedy, fue capturado. En esas operaciones también participaron el comandante Daniel Ortega Saavedra, Selim Shible y Axel Somarriba, logrando recuperar un total de 225 mil córdobas.

El 8 de septiembre de 1968, antes de cumplir los 18 años, fue nuevamente apresado en la casa de la familia Saballos Obando, en el barrio El Calvario. Durante esta primera prisión sufrió torturas y golpizas que le lesionaron la columna vertebral. A pesar de ello, se mantuvo firme en su posición revolucionaria e inspiró a sus compañeros con su espíritu indoblegable.

El 16 de noviembre de 1971 fue liberado y, el 8 de agosto de 1972, organizó una recolecta económica para apoyar a los presos políticos en las cárceles somocistas. Posteriormente fue destacado al sector norte, donde, en coordinación con Bayardo Altamirano, se encargó de la logística y el aprovisionamiento de la guerrilla. Ambos trasladaban materiales hasta un buzón desde donde los combatientes en la montaña los recogían.

A mediados de 1973, formó parte del regional sandinista de León. Por órdenes de la Dirección Nacional del FSLN, instaló una escuela militar el 4 de julio de 1975 en El Sauce, León, y fue responsable de impartir la clase de Estrategia y Táctica Militar, así como de la formación política e ideológica. Aquella escuela fue brutalmente reprimida por la Guardia Nacional, y en esa acción cayeron Arlen Siú y Julia Herrera de Pomares.

Durante 1974 y 1975 fue miembro del Comité Regional de León, junto a Iván Montenegro y Pedro Arauz, y dirigió las actividades estudiantiles y obreras en la zona.

Debido a las secuelas en la columna vertebral, viajó a Cuba para recibir tratamiento médico, y en 1975 se trasladó a México, donde se encontró con Joaquín Cuadra. La convivencia entre ambos fortaleció su preparación y permitió el intercambio de experiencias revolucionarias. Meses después ingresaron nuevamente al país, vía Honduras. Una vez recuperado, Jorge regresó a finales de 1976 y fue ubicado en el naciente Frente Norte “Carlos Fonseca Amador”.

Se integró a la montaña, sumándose a la lucha del comandante Germán Pomares Ordóñez “El Danto”, junto al comandante Daniel Ortega, Joaquín Cuadra y otros cuadros que consolidaron este destacamento de combate en Nueva Segovia. Entre sus tareas figuraba garantizar la seguridad para el ingreso a Nicaragua del comandante en jefe Carlos Fonseca Amador, en su misión por la unidad del Frente.

Afectado por la lepra de montaña y otros padecimientos, fue trasladado a Chinandega, donde, por orientación del comandante Daniel Ortega, asumió la coordinación de estructuras políticas clandestinas en la zona occidental, con el objetivo de fortalecer la organización e impulsar la insurrección que se gestaba bajo la consigna de la “Ofensiva de Octubre Victorioso”.

En el cumplimiento de esas tareas, cayó en combate el 7 de octubre de 1977, durante un contacto con un compañero, cuando fueron detectados por la Guardia Nacional. Jorge fue herido y, cubriendo la retirada de su compañero, resistió hasta ser abatido por la guardia genocida en el kilómetro 123 de la carretera León–Chinandega, en el Puente Los Cabros.

Allí donde cayó, floreció la esperanza. Su sangre regó el camino de la victoria, y su memoria sigue marchando junto al Frente, hacia siempre.