Un 11 de octubre de 1983, mercenarios de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, a bordo de lanchas rápidas, dispararon a los depósitos llenos de combustible, en el Puerto Corinto, al occidente de Nicaragua.
Aquel ataque terrorista, provocó que más de 6 mil toneladas de combustibles ardieran, desde la madrugada. Por lo que unas 40 mil personas de Corinto, tuvieron que ser evacuadas a lo inmediato, hacia las poblaciones vecinas, en Chinandega y El Viejo.
El cuerpo de bomberos, luchó para impedir que las llamaradas no alcanzaran los otros 14 tanques, ubicados en aquel lugar. El ataque criminal, lo habían cometido un grupo de Contras, a quienes el Presidente estadounidense, Ronald Reagan, llamaba “los paladines de la libertad”.
Las cadenas de televisión, CBS, ABC y NBC, informaron que el Gobierno Sandinista, atribuyó el atentado a la CIA, con el fin de “desestabilizar el país y crear dificultades económicas”.
Los tanques, contenían también queroseno, etano y gasóleo. Y se conoce estos, habían sido detonados por al menos 6 tripulantes de la lancha piraña.
De acuerdo a informes de Gobierno, emitidos por el diario oficial Barricada, las pérdidas fueron calculadas en más de 4 millones de dólares; no se registraron muertos, solo personas lesionadas o que sufrieron asfixia. Además, se requirieron 48 horas y 350 bomberos, para erradicar las llamas.
Las agencias noticias, reportaron en aquel momento que la CIA, un mes antes (el 8 de septiembre), había dinamitado el oleoducto de Puerto Sandino, donde se descargaba todo el crudo que consumía el país. Además, un tanque con 2 mil toneladas de combustible, había sido incendiado recientemente, en el Puerto Benjamín Zeledón, entre Puerto Cabezas y Bluefields.
Por este crimen, y otra amplia lista de delitos, Estados Unidos fue condenado ante la Corte Internacional de Justicia (La Haya) a pagar una indemnización de 17 mil millones de dólares a Nicaragua; sin embargo, el país norteamericano, es la fecha, y continúa sin acatar dicha sentencia.